Horario
En verano (de mediados de marzo a mediados de octubre) de martes por la tarde a domingo por la tarde de 10.00 a 14.00 y de 16.30 a 19.30 H. Lunes todo el día y martes por la mañana, cerrado. En agosto abierto todos los días, de lunes a domingo.
Invierno (de mediados de octubre a mediados de marzo) de martes por la tarde a domingo por la tarde de 10.00 a 14.00 y de 15.00 a 17.30 H
Como este horario puede sufrir modificaciones, es recomendable confirmarlo previamente llamando a la Oficina de Turismo 974 417791.
Entradas:
Se adquieren directamente en la Oficina de Turismo del Castillo.
Entrada general: 3,5 €
Entrada reducida: 2,5 € (parados, jubilados, familias numerosas y monoparentales, estudiantes universitarios menores de 25 años, personas con discapacidad hasta 49% y grupos a partir de 15 personas)
Entrada gratuita: niños hasta 8 años incluidos, personas con discapacidad superior al 50%
Visitas guiadas:
Las visitas guiadas se realizan previa reserva para grupos a partir de 25 personas.
Tasa por visita guiada: 30 €
Historia y descripción del monumento
Fortaleza emblemática por su proyección en la historia de la Corona de Aragón. Sus cimientos se remontan a la época musulmana (S. IX y X). Fue ocupado por el Cid en 1083 al frente de las tropas musulmanas, custodiándose posteriormente aquí durante años su famosa espada Tizona. Pasa a manos cristianas en 1089, al ser conquistado por el rey aragonés Sancho Ramírez, fundando aquí el Reino de Monzón, cuya corona dio a su hijo Pedro I. La donación del castillo de Monzón a la orden de temple en 1143 con motivo de las negociaciones tras la muerte y testamento de Alfonso I “El Batallador”, marcó el inicio de la época de mayor esplendor de la fortaleza, que se convirtió en la cabecera de una de las encomiendas templarias más importantes del noreste peninsular.
El rey Jaime I “El conquistador”, residió durante su niñez en el Castillo de Monzón, protegido y educado por el Maestre Guillem de Mont-Rodón.
En 1309 tras la orden de disolución del temple, la fortaleza fue asediada por el ejército de Jaime II hasta su capitulación. Los templarios de Monzón fueron los últimos de la Corona de Aragón en rendirse.
Tras la caída del temple, el castillo pasa a manos de la orden del Hospital de Jerusalén.
Sufrió duros asedios durante las distintas guerras modernas de Secesión, Sucesión e Independencia, lo que determinó la lógica evolución en sus murallas y defensas. El aspecto exterior del catillo está hoy definido por los impresionantes baluartes de los siglos XVII y XVIII, construidos en ladrillo, en los que se integran y sobresalen las estructuras románicas.
Ubicado en un cerro al suroeste de la población, se accede por la ladera norte, menos escarpada, ascendiendo por una rampa en zig-zag protegida por un amplio despliegue de elementos defensivos de época Moderna. En los siglos XVII y XVIII se realizaron la mayor parte de construcciones y reformas que envuelven el recinto medieval para adaptar la fortificación a las nuevas armas de fuego. Para ello se construyeron baluartes, baterías de cañones y se reforzó toda la muralla exterior con ladrillo. Esta remodelación es la que ha conferido al Castillo de Monzón la fisonomía actual, más alejada de los castillos medievales, y más cercana a las fortalezas modernas.
La fortaleza siguió manteniendo guarniciones y fue cuartel de artillería hasta 1892.
Monumento histórico artístico nacional desde 1949
Un recorrido por el monumento. Estancias.
Las diferentes estancias que se pueden visitar son:
Torre del Homenaje: Edificio de planta cuadrada de 10 metros de lado, construida posiblemente en el S XI, está edificada en mampostería dispuesta al modo opus spicatum, encadenada en sillar. Su puerta original se encuentra colocada en altura en su lado Oeste. La ventana geminada con doble arco en herradura de la parte superior del muro es una reconstrucción actual de un elemento desaparecido. En su interior alberga una interesante exposición de planos y láminas antiguos del castillo además de una colección de restos arqueológicos del entorno.
Torre de Jaime I: De planta trapezoidal de dos alturas y terraza, lo levantaron en el siglo XII los monjes guerreros y lo utilizaron como cárcel de la encomienda templaria. Recibe el nombre de Jaime I, porque según la tradición albergó al rey durante su estancia en el castillo bajo la tutela del temple.
Dormitorios: Este sobrio edificio fue construido por la Orden del Temple (Siglo XII) sobre basamento anterior. En la fachada norte hay tres puertas y dos ventanas, todas de arco semicircular con dovelas. En el interior se conservan grafitos góticos en las paredes. Servía de alojamiento a los monjes militares. Consta de dos plantas y sótano, del cual parte un subterráneo que, según la tradición, tenía su salida en el río Cinca.
Templo de San Nicolás: Edificio orientado de Este a Oeste, su ábside poligonal proyectado hacia el acantilado hace la función de torreón. Construido en el siglo XII por los templarios, presenta gran cantidad de elementos románicos y alguna influencia gótica. La cabecera, hacia el interior, es románica, semicircular y cubierta con cuarto de esfera. Desde el centro del ábside se accede a una escalera de caracol por donde desciende un pasadizo que se bifurca en tres salidas. Como elementos decorativos destacan su puerta lateral sur con dovelas labradas y la portada con arquivoltas sencillas y su crismón.
Refectorio-sala Capitular: Es el edificio de mayor tamaño y el que muestra más imagen castrense. Construido por los templarios, fue modificado posteriormente debido al uso del castillo como cuartel. De planta rectangular, está cubierto por bóveda de cañón apuntado. En su parte superior está unido a la Torre del Homenaje por un arco de ladrillo que llevaría el agua desde el tejado hasta dos canales interiores que descienden hasta el aljibe, situado bajo una hornacina en su muro exterior. Actualmente esta sala se ha habilitado para la realización de diferentes eventos.
Otros elementos a destacar dentro del castillo son el foso seco, los baluartes del siglo XVII-XVIII, paños de aspilleras, caballerizas, galerías subterráneas, patio de armas…
Fuera del castillo, en la ladera sureste del cerro, pueden visitarse también los restos de la iglesia medieval de San Juan y unas cañoneras de la Guerra Civil.